Me siento feliz por los tiempos que está viviendo mi profesión.
Cuando empecé a trabajar en el sector del protocolo y organización de eventos, en el año 1999, el protocolo era un auténtico desconocido para la sociedad en general; o te dedicabas a la carrera diplomática o le decías a la gente como poner la mesa y comer los diferentes alimentos (ésto es lo que la gente pensaba cuando le decía que había estudiado protocolo). He recordado más de una vez las preguntas y comentarios a los que tuve que hacer frente en mis primeras entrevistas de trabajo.
Pero, en los últimos años el protocolo ha vivido grandes hitos y está innovando sin parar:
1. El movimiento asociacionista (1992, puedo estar equivocada).
2. La oficialidad de los estudios (2011).
3. Y, ahora, en pleno confinamiento (año 2020), surgen nuevos proyectos que, a pesar de estar en boca de muchos durante años, solo este encierro domiciliario ha conseguido materializar, gracias a que los profesionales hemos podido coincidir en multitud de encuentros y eventos virtuales, dándonos un tiempo para hablar.
4. Y, estamos ante el germen de otro de mis sueños, el CORPORATIVISMO profesional (asociacionismo, oficialidad y la posibilidad de un observatorio profesional CUMPLIDOS).
El corporativismo ha sido una gran carencia del sector, durante años el panorama que se reflejaba, especialmente con el auge de las redes sociales, han sido de queja por la profesión y de críticas personales despiadadas a todo tipo de eventos, decisiones y proyectos. Daba igual lo que uno hiciese o el otro hiciese, todo era sometido a una crítica feroz, hiriente y deshonrosa al trabajo de los colegas. Una crítica demoledora de cualquiera que siempre “sabía” más.
Por suerte, se notaba que esa tendencia iba perdiendo fuerza, pero el cambio más radical ya se ha producido, la semilla del corporativismo ha germinado durante este duro confinamiento. La mayoría ya no escuchan las críticas personales con el mismo interés, son más interesantes las discusiones profesionales desde el respeto y la puesta en común y vocación de aprendizaje.
Si la profesión del protocolo y organización de eventos es bonita, desarrollarla con calidad profesional, gracias a la puesta en común, y con el respeto profesional de los colegas hace que sea INMEJORABLE.
¡Bien por mi profesión!
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