El luto por el COVID-19

Estamos aprovechando el confinamiento para acudir a muchos de los encuentros profesionales que se están organizando de forma virtual con la finalidad de compartir experiencias, incertidumbres, opiniones, mantener el contacto y buscar soluciones y animarnos.

 

Que esta pandemia, como cualquier otra, es dura es una evidencia, pero también es cierto que a los profesionales nos plantea muchos retos de cara al público general, entre ellos se encuentra el LUTO. La inmensa mayoría de los profesionales a los que he escuchado coincidimos en que no es el momento.

 

Que es una batalla larga y parece que no se haya honrado adecuadamente a los que nos faltan puede ser cierto, pero también lo es que el foco aún está en la lucha en los hospitales y en los laboratorios.

 

No creo que exista ni una sola institución que no tenga ganas de realizar un acto en recuerdo de los caídos por culpa del COVID-19 pero la realidad es que la batalla no ha terminado, continúa.

 

Si se hace un acto ahora ¿se hacen más? No. El  acto de recuerdo ha se ser uno a todos, por todos.

¿Se hace luto “sine die”? Tampoco parece ser lo más adecuado, se desvirtuaría su sentido.

 

Comprendo perfectamente las sensibilidades que exigen el luto, pero no ha llegado el momento, llegará y deseamos que sea pronto, pero las cosas han de hacerse bien y las prisas no son buenas consejeras y, como solemos decir a nuestros contactos, el luto llegará.

 

No es un tema del que me guste hablar, lo rehúyo todo lo que puedo, pero ayer una colega nos pidió difusión de situaciones como la presente y, por este motivo, nos pronunciamos.

 

 

 

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