Mis errores en la organización de eventos (II). La placa

El caso: un sábado de hace muchos años, coincidiendo con una de las visitas de Su Santidad el Papa a Santiago de Compostela, se inaugura la sede de una gran empresa en un pueblo costero de Galicia.

 

Como siempre, días de mucho trabajo, de muchas llamadas, de aclarar bien con el cliente todos los detalles. De un lado al otro, buscando y encontrando proveedores: un catering, unas azafatas, una relación con los medios, una placa, etc.

 

El día previo, trabajo duro y ensayo correspondiente.

 

El error: voy a junto de mi proveedor a recoger la placa, la llevo a la sede en la que se va a celebrar la inauguración, me quedo hasta bien pasada la hora en que me indican que viene la persona que va a colocar la placa, pero se retrasa, se retrasa, se retrasa. Me indican que me vaya y que al día siguiente ya estará colocada, al principio me resisto, pero tras tres sugerencias me voy dejando bien claro en dónde quiero la placa, para la que ya estaba comprada la tela y el palo con el que debía correrse. Pues he ahí el error, MUY MAL HECHO POR MI PARTE, NO DEBÍ MARCHARME, la placa la colocaron pero no en el lugar indicado por mí sino por otra persona, di tú que era un jefe de la empresa, pero mi deber era mostrarle mi desacuerdo o acuerdo en la nueva ubicación, pues estaba tan alta que no se leía y tan alta que el palo que debía correr la placa no llegaba, tan alta estaba que mi cliente, el presidente de la empresa, estirándose y con el brazo completamente extendido no llegaría. Un sábado por la mañana, a poquitas horas de la inauguración (2 horas, porque las tiendas no abrían hasta las 10:30 y la inauguración estaba prevista a las 12:00), en un pueblo pequeño y buscando un bastón o algo algo que me permitiese colocarlo para correr la cortina que tapaba.

 

Tras salir, a carreras, de tiendas, no sé cómo pero ENCONTRÉ justo lo que necesitaba.

 

Llegué, de bastante mal humor tratando de que no se me notase y lo coloqué, quedaba PERFECTO (si no contamos con la imperfección de la ubicación de la placa).

 

Aunque recordando éste evento, otra dificultad (de las buenas de las que hacen disfrutar) fue la siguiente: entre las exigencias de mi cliente estaba la bendición de la sede por un sacerdote el mismo día de la inauguración.

 

Mi objetivo: no defraudar a mi cliente, conseguir un sacerdote.

 

Creo haber llamado a todas las parroquias gallegas y el agobio aumentaba, ¿habría algún sacerdote dispuesto a asistir a bendecir la sede de una empresa el mismo día que el Papa venía a Santiago de Compostela? Pues sí, tras varios días, tras muchas llamadas, tras solo haber recibido un NO como respuesta, conseguí un SÍ. No me lo creía, llamé al amable sacerdote todos los días y vino y bendijo la sede.

 

 

¿Cometí un error grave? SÍ.

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