¿Quieres un evento bien organizado? ¿Quieres que tu evento minimice al máximo las incidencias? Pues, no hay mucho secreto, déjate asesorar por el profesional de protocolo y eventos que has contratado para organizar tu evento (presuponemos que todo el mundo contrata a profesionales de protocolo para sus eventos) y, ya verás… te va a recomendar la contratación de proveedores profesionales, entre ellos, agencias de azafatas profesionales.
Aun así, tal vez debido a la crisis, tal vez debido al desconocimiento de la complejidad que la organización de un evento conlleva, a lo largo de estos años en esta profesión (más de una década) se escucha (tanto quien escribe como colegas de profesión) a muchos clientes decir: “eso ya se lo encargo yo a…” (curiosamente, pocas veces son profesionales de la tarea que se les va a encomendar). Y esta frase suele “sonar” con más frecuencia cuando llega el momento de hablar de la necesidad de azafatas, azafatos, auxiliares de protocolo: “Total, se les dice que tienen que hacer unos días antes y listo, total… ”. Pues bien, no es así de “total”, ya que han de recibir un mínimo de formación, que solo las agencias serias dan a su personal antes de “lanzarles” a eventos.
Situaciones con las que nos hemos encontrado y que colegas de profesión se han encontrado al trabajar sin agencias de azafatas:
- Azafatas/os “socializando” con los asistentes durante el evento (incluidas autoridades). (En socializar ampliamos: azafatas con una copa en la mano hablando con autoridades).
- Dar una instrucción y recibir una protesta e incluso una mala contestación.
- Desobedecer las instrucciones indicadas.
- De repente, están cansados/as y es cruel que tengan que seguir trabajando con el dolor de pies/ agobio de corbata y... desaparecen.
- Caras largas.
- ¿Sonreír? No, “tengo una cara más interesante y estoy más guapa/o con morritos”.
- Tuteo a los asistentes (incluidas autoridades).
- ¿Entender qué está ocurriendo en cada momento del evento y estar atento/a a las necesidades? Pura utopía.
- Zapatos imposibles: tacón de aguja para lucir (por supuesto no para trabajar).
- “Estoy nervioso/a” (tanto que sufren ataques de pánico o ansiedad y ya no pueden trabajar, incluso alguna vez hubo que avisar a los servicios médicos).
Resultado: Asqueo del director/a del evento que tiene que hacer malabarismos para suplir la falta de personal y su mal hacer.
¿Esto lo percibe el público? Creemos que sí.
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Autora: Margarita Murillo
Galicia Protocolo
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Gema Insunza (viernes, 03 enero 2014 11:23)
Totalmente de acuerdo con el artículo. Y por desgracia cada vez se ven más a menudo este tipo de situaciones. Y cuando el personal de apoyo es voluntario entonces, el tema todavía es peor.